Elvira Roca alerta del riesgo de perder valores y conocimiento
La historiadora y escritora defiende el valor de las Humanidades en un mundo tecnológico y advierte de la «crisis» de las democracias occidentales y del estado-nación
Bajo el título '¿Para qué debe servir una universidad? ¿Hay futuro sin pasado?' Elvira Roca ha sido la encargada de impartir la lección magistral con la que Utamed ha abierto este martes su primer curso académico. Un foro donde la historiadora y escritora malagueña ha alertado del riesgo de perder valores y conocimiento en un mundo marcado por los avances tecnológicos y ha llamado a reflexionar no sólo sobre lo que se gana con los avances sino lo que se está perdiendo.
Roca ha defendido el valor de las Humanidades en el actual mundo tecnológico y ha advertido de que se está en un momento donde la sociedad se enfrente a un fenómeno de «pérdida de conocimiento». «Estamos deslumbrados ante nuestros propios inventos del mundo digital. La fascinación digital nos tiene paralizados. ¿Cuánto vamos a dejar atrás de lo que somos, de lo que hemos sido?», ha sostenido.
Ante esta fascinación por lo nuevo, ha apelado a hacer un juicio crítico y ha lanzado al auditorio una reflexión: «Tenemos una serie de incertidumbres históricas ante las que no sabemos cómo actuar. ¿No sé hasta qué punto si el futuro es inquietante es porque nos inquieta o porque hemos hecho borrón y cuenta nueva del pasado de manera que ya no tenemos perspectiva?».
Cimientos
La historiadora ha hecho un llamamiento a cultivar las virtudes de aprender, del raciocinio, de la ética y de la filosofía que han marcado la tradicional educación occidental ya que ha añadido que en la búsqueda de la novedad se han dejado atrás los los cimientos que llevaron a la cultura occidental a ser el «gran motor» del pensamiento científico y racional.
En este contexto, Elvira Roca ha incidido en que Occidente atraviesa por uno de los «baches más profundos» de su historia y ha enumerado algunas de los riesgos «inéditos» a los que se enfrenta. Así, ha sostenido que las democracias y el estado-nación como organización territorial han entrado en una «crisis profunda»; y que los países occidentales están perdiendo el liderazgo en el mundo en favor de los orientales y ante esa situación se han adoptado dos posturas: la de «negar» esa situación o la de mostrar «desprecio» hacia esos nuevos liderazgos, fundamentalmente el chino.